Habitar la oscuridad
“lo importante que es en la vida no necesariamente ser fuerte, sino sentirse fuerte, medirse al menos una vez, encontrarse al menos una vez en la más antigua de las condiciones humanas” -Christopher McCandless
A mi la oscuridad me encontró de chiquito, cuando me di cuenta que disfrutaba los rincones obscuros y fríos y la sensación que me proveían. Ahí, me dejaba llevar por los pensamientos que trae el habitar esos lugares, pensar en monstruos y fantasmas, buscar dentro de mí mismo el miedo y dejar que recorriera mis huesos, congelándonos en su paso. Cuando otros niños hacían apuestas sobre quién podía entrar a lugares horribles y oscuros, yo siempre estaba dispuesto porque yo disfrutaba esa sensación, como meter un pie en el agua helada lentamente para ver qué tanto puedes aguantar antes de salir corriendo. Dejarse caer.
Un día, una bruja me dijo que las personas como yo funcionamos como filtros para las personas que no podían lidiar con su propia oscuridad, y por eso los bebés lloraban cuando me veían. A veces tienes que cargar con la oscuridad de otros, creo que lo comprendí mejor cuando vi Encanto (2021) donde el tío Bruno decide esconderse en la oscuridad para lidiar con la culpa de su familia: Los Brunos existen para mostrarle el camino a las Mirabel.
La oscuridad no es mala, no es como una bronca de Star Wars donde hay dos caminos y uno es bueno y el otro no. La oscuridad es tomar el camino difícil porque sabes que vas a explorar lugares indeseados. Es una exploración personal en rincones deshabitados del alma. Dejarse caer no es deporte de aficionados, no es para cualquiera por que es importante aprenderse el camino al entrar para poder salir ileso.
En el 2005 encontré The House of Leaves (La Casa de Hojas) una novela de ficción escrita por Mark Z. Danielewski, la cual ilustraba con detalle prístino lo que es adentrarse en la oscuridad. La historia se centra en una joven familia que se muda a una pequeña casa en el campo, donde descubren que su casa es más grande por dentro que por fuera. Al inicio es un closet, luego una habitación y así hasta que el interior de la casa se convierte en un agujero oscuro que no parece tener fin. La estructura entera de la novela es una matryoshka, ya que comienza con el testimonio de la persona que encontró la investigación de un hombre ciego sobre la expedición científica que decidió adentrarse en las entrañas de la casa. Los personajes comienzan a perder la cordura entre más investigan sobre la expedición y lo que fue de los propietarios de la casa mientras se metían mas y mas en la oscuridad literal de la casa y la introspección de la culpa al enfrentarse a la soledad y la desesperación. Ese libro me afectó muy cabron, como los exploradores de La Casa de Hojas, yo también me deje llevar y durante las semanas que tarde en leer el libro deje de existir para mi familia y amigos. Me encerré en el relato mientras acompañaba a los protagonistas en su exploración. Cuando logras salir de la Casa de Hojas, tu vida no es la misma y tu no eres la misma persona que decidió entrar al abismo.
Existen mucho más ejemplos de adentrarse en la oscuridad, La serie de TV, Twin Peaks (1990) lo retrata de manera expresionista gracias a la creatividad de David Lynch donde acompañamos a un Agente del FBI a resolver un asesinato que con cada episodio nos mete mas y mas en los caminos de la oscuridad de un pequeño pueblo Americano. En la serie, el protagonista termina entrando a un lugar llamado The Black Lodge (La Logia Negra) un lugar mitológico al que se hace referencia en los relatos de la tribu Nez Perce del noreste de Washington. La Logia Negra era un lugar de pura maldad por el que pasaban todas las almas en el camino hacia la perfección. Durante este proceso, el peregrino se enfrentaba al Morador del Umbral, su propia sombra. Si no se enfrentaba a este desafío con un valor perfecto, la logia aniquilaría por completo su alma.
Nietzsche tiene una frase muy conocida que dice que “No luches con los monstruos, no sea que te conviertas en un monstruo, y si miras al abismo, el abismo también te mira a ti.” Creo que he aprendido que la oscuridad es tan peligrosa como dicen los cuentos de hadas, pero también es necesaria, sólo tienes que aprender a transitarla. A veces es suficiente con meter los dedos del pie para probar, sentir su sutileza y alejarte. Y en ocasiones solo tienes que dejarte caer, sabiendo lo que esto significa. Lanzarse al vacío con la fe por delante y como decía Winston Churchill, Si estás pasando por un infierno, sigue adelante. Yo me sigo adentrando en la oscuridad de vez en cuando, la mía y la de otras personas. Con la experiencia comienzas a entender su geografía lo suficiente como para sacar a otros, pero si no tienes cuidado y tomas otro camino, puedes terminar perdiéndote tu también.